El 2 de diciembre del 2013 fue el día en que regresamos a clases después de una larga manifestación, por medio del plantón que tardó alrededor de 3 meses, que también constituyó un momento de nuestra formación docente; pero estábamos conscientes que aunque cansados, teníamos que dar más de nosotros para tratar de recuperar el tiempo perdido, platicamos de la manera de recuperar las clases, y posteriormente estudiamos el tema de autonomía y el de Representaciones sociales, los cuales me parecieron interesantes; aquí presentaré, qué y cómo aprendí sobre las representaciones sociales, lo que entendí y lo que no, así mismo daré mi conclusión al final del tema.
Aprendí que las representaciones sociales, son imágenes que el individuo imprime de una persona, definiendo algo de manera colectiva, por lo cual forman parte en la determinación de las relaciones entre los seres humanos, un ejemplo, es sobre cómo ven los padres o la sociedad en general a los adolescentes, la mayoría de las veces se les ve como negativos, débiles, vulnerables, incapaces de ser responsables tanto en lo social como en lo político, lo cual perjudica la relación entre ambos actores, ya que la sociedad trata a los jóvenes como inmaduros, incapaces de actuar de forma responsable, etiquetándolos como individualistas en busca de diversiones sin límite, indiferentes a aspectos formales (política, religión u otras instituciones), perjudicando así al adolescente ya que al impedirle participar en la vida adulta, privarlos de derechos fundamentales y difamarlos, convierten esos pensamientos y etiquetas en realidad, provocando en el pupilo una inmadurez social, sometidos y marginalidad.
Comprendí que hay diversos factores por lo que las representaciones sociales dominan en nuestra forma de pensar negativamente de nuestros adolescentes, es porque a veces nos dejamos llevar por lo que los demás dicen (representantes que ocupan puestos de responsabilidad en la sociedad, medios masivos de comunicación, artistas, líderes sociales, políticos, periodistas etc.) los cuales juzgan de manera general, no de forma específica, no estudian seriamente el problema, la información obtenida puede ser muy limitada, no han de tomar en cuenta el contexto local, ni los factores históricos, culturales, sociales y económicos.
Entendí muy bien sobre lo que son las representaciones sociales, cuáles son los factores que influyen en éstas, la manera en que afecta a los demás tener una imagen global de las cosas sin antes analizar, lo que provoca a los adolescentes etiquetarlos y los beneficios que traerían ver las cosas de manera específica y no general. Todo esto lo aprendí de una manera interesante, porque a parte de la lectura, escribimos en unas hojitas (2) conceptos que algunos padres tienen de los adolescentes y una representación social que le den al adolescente, yo puse el de los "fresas" como un estereotipo y que los padres consideran que sus hijos son conflictivos", sin darme cuenta yo también puse cosas que piensan los adultos de manera negativa, aunque la opción podía ser también positiva, ahí vemos como estamos condicionados a una imagen, concepto o pensamiento; eso se colocó en tendederos, nos conformamos en equipos de cinco o seis personas y nos intercambiamos los conceptos y pensamientos con integrantes de otros equipos, luego por medio de preguntas y respuestas, dimos nuestro punto de vista sobre cómo afectan los estereotipos en la relación de los padres con los hijos y viceversa, lo cual también logró un aprendizaje en mí.
En conclusión, considero que debemos reflexionar sobre las representaciones sociales sin dejar que nos dominen, ya que marca una imagen general de un tema, es decir, abarca contextos, historias y culturas diferentes, por lo tanto, es mejor que nosotros veamos las cosas de forma específica, analizando los problemas, las causas y buscando soluciones a cada situación o persona, no podemos generalizar las cosas, por situaciones o experiencias ajenas a las del momento, y decir "todos los adolescentes son rebeldes, individualistas, indiferentes, inmaduros, irresponsables", sino que hay que quitar la barrera de los estereotipos que pone la sociedad, dando lugar al diálogo y la comunicación entre padres e hijos, maestros y alumnos para conocer quiénes son realmente.
Es como si alguien generalizara que las mujeres somos malas, compulsivas, enojonas, "arrechas", "regaladas", etc; por el simple hecho de que algunas personas del sexo femenino son así y nos juzguen de esa manera sin antes conocernos o que digan que todos los hombres son groseros, compulsivos, infieles o "pleitistas", y por eso no vamos a llevar una relación con ellos porque nos pueden pegar o maltratar; es como juzgan un libro por su portada o por un mal comentario; tenemos conocer el mundo de las mujeres, el mundo de los hombres de manera general pero no para juzgarlos a todos negativamente por igual, sino que hay que tomarse el tiempo para comunicarnos y por medio de esto tener una imagen específica de lo que esa persona es, ya sea mujer, hombre, adulto o adolescente.
Es como si alguien generalizara que las mujeres somos malas, compulsivas, enojonas, "arrechas", "regaladas", etc; por el simple hecho de que algunas personas del sexo femenino son así y nos juzguen de esa manera sin antes conocernos o que digan que todos los hombres son groseros, compulsivos, infieles o "pleitistas", y por eso no vamos a llevar una relación con ellos porque nos pueden pegar o maltratar; es como juzgan un libro por su portada o por un mal comentario; tenemos conocer el mundo de las mujeres, el mundo de los hombres de manera general pero no para juzgarlos a todos negativamente por igual, sino que hay que tomarse el tiempo para comunicarnos y por medio de esto tener una imagen específica de lo que esa persona es, ya sea mujer, hombre, adulto o adolescente.
Como futura maestra, deseo no tener una imagen negativa de los adolescentes, quitar la barrera de los estereotipos impuestos por la sociedad, no dejarme llevar por la portada o los comentarios de los demás de mis futuros alumnos, sino que logre comunicarme con mis estudiantes de una manera adecuada, respetando la autonomía de ellos, no siendo autoritaria, sino dar oportunidad de expresar a éste lo que siente, lo que le pasa y lo que realmente es.
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